El Motochorro

Me reclino mínimamente, saco el celular y lo reviso casi a escondidas – ya son las 21 hs- vuelvo a guardarlo. Pienso en que el día pasó volando y solo quiero estar en casa.

El escenario eterno se repite por mi ventana, el paisaje rayado de mi vida. Me aseguro de que mi celular este en mi bolso y como si fuera un lenguaje de señas, automáticamente como una puerta mi compañero me abre el camino al pasillo. Ese maldito pasillo, el pasillo que no te deja respirar, el pasillo que te cubre con calor sofocante, el pasillo que te aprisiona. El pasillo del colectivo.

Al poder finalizar mi osada aventura por este loco y sufrido trecho doy la señal de parada. Personas se me amontonan a diestra y siniestra. Me aferro a mi bolso. El chofer trata de ubicarme por el retrovisor, pero ya me encuentro en la calle, bajo la luz del único alumbrado de la cuadra, en una parada desecha por los años.tumblr_nlnlh4z9o41ur24n7o2_r1_1280.jpg

Cinco cuadras sinfín me esperan para llegar a mi humilde hogar, donde me espera mi querida familia. Pienso en ellos y me armo de valor.

Camino presurosamente atravesando con todo lo que haya delante mío, sin mirar a los costados, con los ojos puestos hacia adelante y con el bolso bien resguardado. Los sonidos de mis zapatos retumban atravesando las casas, con un ritmo acelerado. La luz de la luna me ofrece un acompañante cercano entre las sombras.

Estoy por terminar la primera cuadra cuando repentinamente escucho el roncar amenazante de unos motores que se acrecientan a mis espaldas, intimidandome. Giro la cabeza rápidamenta. Una luz de néon enceguecedora dilata mis pupilas. No logro ver nada. Por mi cabeza solo pasan preguntas y más preguntas: ¿Se dirige hacia mí? ¿Es un delincuente? ¿Vienen entre dos? ¿Tiene el casco puesto? ¿Trae un arma? ¿Me escondo? ¿Corro? ¿Grito? ¿Saco el celular? ¿QUÉ HAGO?.

ENTRE SOMBRAS

La moto se acerca cada vez más, atravesando lentamente el empedrado, rugiendo y demostrando que este es su territorio, que aquí nada se le escapa. Trato de mantener la calma y entonces sigo caminando a mi ritmo.

Llego a la esquina y ahora la moto se encuentra mi lado. El conductor detiene su marcha bruscamente. Él me mira. Yo lo miro. Cada uno esperando a que el otro haga algo. Entonces sin mediar palabras, con un gesto me cede el paso. Cruzo la calle apresuradamente y como si nada cada uno sigue su camino.

He atravesado la primera cuadra a salvo. Ya solo me quedan cuatro.


Fabio R. Rojas B.  Junio 2017. Derechos Reservados.


7 respuestas a “El Motochorro

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    1. La verdad que sí.. lo que sucede es que en mi país (Paraguay) los asaltos en motos son muy frecuentes.. demasiado diría yo… y es lo que trato de reflejar en mi pequeño relato.. el estado de paranoia que normalmente vive una mujer al regresar a su casa… pensando que puede ser víctima de un Motochorro en cualquier momento

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      1. Salud, Paraguay.
        Sin negar la violencia que hay en los crímenes de estos tiempos, ¿cuánto hay de realidad en lo que dices y cuánto de sensación fomentada por los medios y por algunos políticos? Acá en Argentina, yo dejé de mirar los noticieros. Cuando aparece un crimen violento lo hacen cadena nacional, están todo el día todos los canales dando detalles e «hipótesis». Hasta que aparece el siguiente. Esa difusión también fomenta la imitación. Hay modas. En una época tiraban gente de los trenes, en otra asaltaban colectiveros y les cortaban un dedo, etc.

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  1. De los tres que leí,me agrada mucho éste.
    El miedo, la poca luz, y la realidad de las rapiñas.
    A mí me asaltaron en el medio de la calzada, me arrebataron la pequeña cartera que tenía bajo la campera y quedé tirada entre los autos. No es ficción, es lo que se vive en nuestros paises. Soy de Montevideo.

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    1. Gracias por leerme.. Y lastimosamente es así.. a mi mamá también la asaltaron frente a casa.. estaba buscando las llaves para abrir el portón y por detrás le estiraron de la cartera unos Motochorros

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